Tengo más de diecisiete años como
profesor universitario en la carrera de Diseño Gráfico, y todavía me sorprende
la imagen equivocada que posee la profesión en nuestro medio, tanto por parte
de directivos, estudiantes y la comunidad.
Cada vez que se publica un
aviso en busca de Diseñador Gráfico, se enfatiza una serie de capacidades
computacionales, y nada más. En otras palabras, la suficiencia del individuo en
el manejo del software de moda es lo
que manda en el mercado. Realmente esta es una percepción muy limitada de lo
que es realmente un diseñador. En estos casos, lo que se busca es un Artesano del Diseño, y no un Diseñador.
¿Pero qué mismo es un
diseñador? ¿Un artista? ¿Un comunicador? Muchos reniegan de lo primero y
quieren ser reconocidos solamente como lo segundo, como si el Arte (con A
mayúscula) no tuviera nada que ver en la formación de un diseñador. Esa manía
de avergonzarse o de mirar por encima del hombro al Arte es una estupidez
diseminada por teóricos mediocres que quieren justificar su incapacidad para
crear a través del Arte. Y de esos hay varios alrededor del mundo, dictando
conferencias y estableciendo su filosofía necia, queriendo “convertir” a los
diseñadores en “estrategas visuales,” en “profesionales de la comunicación,”
como si el Arte no comunicara nada. Como si el Arte no tuviera sentido.
Señores, para eso existen las
varias aplicaciones del Arte: la Literatura, la Pintura, la Escultura, la
Arquitectura, la Música, el Cine, el Cómic, la Danza, la Fotografía, el Diseño
de Modas, el Diseño de Objetos, el Diseño Gráfico, y muchas más.
El estudiante de Diseño Gráfico
debe de cultivar su conocimiento en muchas áreas. Debe volver a las raíces.
Debe volver al Arte como base fundamental para su creatividad, de su trabajo, de
su profesión. Deben estudiar dibujo, pintura, color, Historia del Arte y del
Diseño. Debe saber de Filosofía, de Cine (no solamente de las películas que se
exhiben en el mall), de Música. Debe
poseer una base integral de conocimientos que alimenten su creatividad, que es,
al fin y al cabo, la característica que lo define.
“¿Aprender a dibujar? ¿Para
qué? Eso ya no se usa,” dirán muchos necios. El estudiante de diseño debe saber dibujar. No porque vaya a
trabajar dibujando caricaturas en una feria, sino porque el Dibujo es Observación, es Estudio Visual, es
Análisis Gráfico. Es Comunicación Visual. Y si el profesional de diseño no
dibuja, tendrá una desventaja descomunal, pues siempre verá la forma de
resolver problemas visuales tratando de esquivar las soluciones que le podría
dar el dibujo. Tratará siempre de compensar sus falencias con los programas de
diseño y dirá, a voz en cuello, que los diseñadores no tienen por qué saber
dibujar. También hay muchos ciegos que promocionan ese pensamiento. ¿Y por qué
lo hacen? Porque no pueden dibujar ni un
cubo.
Que el estudiante regrese a
las raíces. Y luego, cuando ya esté bien enraizado, que se preocupe por la
última versión del Illustrator.